La temible y fea criatura mítica que ronda nuestras leyendas y cuentos de hadas se representa en la astrología asiática como una criatura colorida, apasionada y respetuosa. El dragón rebosa salud, fuerza y energía. Es muy abierto de corazón y nunca mezquino, pues odia la hipocresía y los chismes y no tiene la menor habilidad diplomática. Su afán de perfección le obliga a exigirse mucho a sí mismo y a sus semejantes. El dragón es un espléndido espécimen de hombre, un animal fantástico que escupe fuego, oro o agua a voluntad. Un niño nacido bajo el signo del dragón es un gran golpe de suerte para una familia china y, en consecuencia, también recibe mimos y mimos. Por eso, desde el principio, el dragón está imbuido de la conciencia de ser algo muy especial y de tener todos los privilegios de su parte. Es orgulloso, y no sin razón, porque es inteligente y tiene muchos talentos. Así es como suele alcanzar un gran poder y, por tanto, mucha influencia sobre los que le rodean. Sin embargo, este dragón tan querido y admirado tiene otra faceta: Es un gran deslumbrador, pues siempre busca la perfección. Si no lo consigue y se queda en el camino, su salida es el gran farol. Un dragón nunca admitirá que no tiene éxito en algo: su orgullo no se lo permite. Si no lo consigue, se convierte en un maestro del malabarismo y el engaño.
El dragón y su salud
Uno pensaría que esta poderosa criatura nunca enfermaría. Pero ni siquiera un dragón es infinitamente resistente. Sin embargo, él no quiere saber nada de eso. Trabaja hasta caer rendido. Sólo cuando cae enfermo se permite descansar. Afortunadamente para él, se recupera rápidamente.
El dragón y el trabajo
Un dragón puede tener éxito en cualquier profesión. Sólo por falta de adaptabilidad, nunca permanecerá mucho tiempo en los pisos inferiores de una empresa. Es un líder nato que nunca se resignará a un puesto subordinado. O asciende rápidamente a los niveles más altos o se abre camino por sí mismo. Porque siempre quiere decidir por sí mismo qué hacer y qué no hacer.
El dragón y el amor
Sólo lo mejor es lo suficientemente bueno para el exigente Cometa. No soporta a cualquiera. Por eso raramente ama, pero se le ama mucho. No conoce el mal de amores, pero a menudo desespera a los demás. El Dragón se lleva bien con la Rata, que en su enamoramiento se toma muchas cosas y con su espíritu crítico y su sentido para las cosas materiales es la pareja adecuada para él. Lo mismo ocurre con la Serpiente, que puede romper el orgullo del Dragón con su humor. Tanto en el amor como en los negocios, el mono es el socio ideal. Él es astuto, el Dragón poderoso. Se necesitan mutuamente, pero sólo el mono es consciente de ello.