El enigma del zodíaco
Por la noche, todo el que no va dando tumbos a ciegas ve constelaciones en el cielo. Doce de ellas son especiales, ya que nuestra Tierra pasa por estas constelaciones en su viaje alrededor del Sol. Sin embargo, no son las imágenes en las que se encuentra la Tierra las que cuentan, sino aquellas en las que se encuentra el Sol visto desde la Tierra. Por tanto, en sentido estricto, habría que bautizar estas constelaciones como "signos solares". De dónde proceden los doce nombres para estas imágenes elegidas es un misterio. En cualquier caso, son conocidas desde tiempos inmemoriales. En Mesopotamia, el actual Irak, los nombres aparecen ya 3.000 años antes del nacimiento de Cristo.
Así pues, visto desde la Tierra, el Sol recorre doce signos solares. Como el año tiene 365 días, el sol permanece en cada uno de estos tramos entre 30 y 31 días. Si todo esto ya es una historia extremadamente misteriosa, se vuelve completamente misteriosa cuando se dice que de estos doce signos emana un efecto muy especial. Quien viene al mundo mientras el sol está en un determinado signo recibe las cualidades de esa sección.
El mundo lleva tanto tiempo preguntándose cómo es posible. Que esto es cierto para la mayoría de las personas, casi nadie lo negará. Esto no sólo lo ven los astrólogos empedernidos, sino también las personas que se han ocupado del asunto sin prejuicios y, desde luego, con intención científica: alguien que viene al mundo cuando el Sol está en el signo Aries es diferente de alguien nacido como Tauro, Géminis, Cáncer, etc. hasta el signo Piscis.
Además, es interesante observar que las cualidades que cada signo del zodiaco confiere al recién nacido guardan relación con el nombre. El carácter de los nacidos en Aries, por ejemplo, tiene ciertas similitudes con el animal que sale del corral en primavera y se lanza a la naturaleza. Los taurinos, por su parte, tienen algo de la calma de estos animales y, al igual que ellos, también pueden explotar si se les provoca. Quien viene al mundo bajo el signo de Géminis -hay dos, en plural, no en singular- tiene en realidad dos caras bien distintas, que además hablan constantemente entre sí.
Podríamos seguir con los Piscis, que son todo un misterio, como su animal tótem, las criaturas del mar. Cómo es posible todo esto sigue siendo un misterio. Uno se adentra en un mundo que, según las directrices de la ciencia estricta, no existe en absoluto. Eso es precisamente lo que hace que la astrología sea tan apasionante. Es un misterio, un milagro.
En este sentido, le deseo que disfrute descubriendo el signo zodiacal de su elección.